La
Calle de las Hierbas: un ejemplo de sustentabilidad, conocimiento, patrimonio e
identidad en la región de los volcanes, México
The Street of Herbs: An example of sustainability,
knowledge, heritage and identity in the volcanoes
region México
https://www.who.int/es/publications/i/item/9789241506096
Karina Valencia Sandoval
Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo, Hidalgo, México
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7029-9779
E-mail: karina_valencia@uaeh.edu.mx
Resumen
La Calle de
las Hierbas en el tianguis del municipio de Ozumba, Estado de México es el
espacio donde la cultura y el patrimonio se entrelazan con la sustentabilidad a
través de la trasmisión de saberes de la medicina herbaria. El objetivo del
trabajo fue contribuir al debate y reflexionar sobre la «puesta en valor» del
discernimiento sostenible de la Calle de las Hierbas basado en el «cuádruple
resultado» como contribución para revalorar el conocimiento de la región. La
orientación metodológica fue cualitativa con una investigación etnográfica y
muestreo opinático con un total de 18 informantes clave (comerciantes que
ofrecen sus productos, compradores de la zona, trabajadores del municipio y
transeúntes del lugar), que permitió, a partir de las entrevistas
semiestructuradas, describir la relación entre el desarrollo sustentable, el
arraigo y el conocimiento ancestral como parte emocional, cultural y
tradicional de este mercado. Se demuestra que, pese a su alta importancia y
representatividad en la región de los Volcanes, los saberes y la identidad
están quedando olvidados. De manera paralela, se identificaron aspectos
económicos, sociales y medioambientales que orillan a sugerir la idea de
plantear políticas y proyectos integrales y multidisciplinarios para aumentar
la competitividad y el desarrollo sostenible de la zona.
Palabras
clave: sostenibilidad,
cuádruple resultado, medicina herbaria, revaloración, identidad
Abstract
The Street of Herbs in the tianguis of
the municipality of Ozumba, State of Mexico, is where
culture and heritage are intertwined with sustainability through the
transmission of knowledge of herbal medicine. The objective of the work is to
contribute to the debate and reflect on the «valorisation»
of the sustainable discernment of the Calle de las Hierbas based on the «quadruple bottom
line» as a contribution to revalue the region's knowledge. The orientation is
qualitative with an ethnographic research and opinionated sampling with a total
of 18 key informants (merchants offering their products, buyers of the area,
workers of the municipality and passers-by of the place), which allowed
describing the relationship between sustainable development, rootedness and
ancestral knowledge as an emotional, cultural and traditional part of this market
through semi-structured interviews. It is shown that, despite its high
importance and representativeness in the Volcanoes region, knowledge and
identity are being forgotten. At the same time, economic, social, and
environmental aspects are identified, suggesting the proposal of integral and
multidisciplinary policies and projects to increase the competitiveness and
sustainable development of the area.
Keywords: sustainability, quadruple
bottom line, herbal medicine, revalorisation,
identity
Introducción
La actividad turística puede representar una oportunidad de desarrollo
para las regiones al combinar el crecimiento económico, la justicia social, la
sostenibilidad y el equilibrio espacial (Moreno et al., 2019); en este
contexto, el turismo sustentable gira en torno al respeto del patrimonio de los
pueblos considerando el entorno medioambiental de las comunidades y las
expresiones culturales que envuelven a los individuos. Miranda y Alejo (2017)
complementan esta idea al sugerir que para proteger la vida en el planeta es
necesario preservar el conocimiento de los pobladores originales, quienes a
través de generaciones han resguardado los secretos de la sustentabilidad. En
este sentido, Cruz et al. (2020) relacionan la agricultura y los recursos
naturales con los saberes o conocimientos tradicionales, que constituyen parte
del patrimonio cultural de los pueblos. Asimismo, los autores destacan que,
como parte de la sustentabilidad, se debe evitar la pérdida del conocimiento
acumulado y de la identidad.
Entre tanto, los mercados al aire libre que se instalan de manera
itinerante sobre las calles y aceras de las comunidades —o tianguis, como son
conocidos tradicionalmente en México— aluden a una costumbre profundamente
arraigada, que se ha mantenido por su importancia como medio de vinculación
social y hasta política, impulsando la integración de diferentes regiones
(García et al., 2016). En particular, el tianguis del municipio de Ozumba,
ubicado en las faldas del volcán Popocatépetl en la zona oriente del Estado de
México —según Corona y Vega (2020) data del siglo XVII— y gracias a su
ubicación estratégica en la región es prueba viviente de la transmisión de
conocimientos y del vínculo urbano-rural que persiste en la actualidad, donde
existen espacios en los que la ancestralidad se respira con mayor intensidad.
En el tianguis de Ozumba, los puestos están organizados por calles y,
entre los insumos que se pueden encontrar, sobresale un área dedicada a la
venta de hierbas, mejor conocida como la Calle de las Hierbas, principalmente
aquellas utilizadas con fines medicinales (Corona & Vega, 2020). Aunque la
dinámica poblacional ha cambiado, y existe cada vez mayor número de servicios en
la región, sigue prevaleciendo un gran interés por la medicina tradicional, en
particular por la herbolaria que la convierte en una alternativa de atención
primaria en salud, sustentada en el conocimiento medicinal histórico de sus
culturas. A este respecto, como lo señalan Villanueva-Solis
et al. (2020), si se encamina adecuadamente el comercio de plantas
tradicionales podría constituir una alternativa en el cuidado de la salud,
reconocida incluso como complementaria por la Organización Mundial para
la Salud (OMS).
Ante este panorama, y pese a la globalización y el capitalismo, existen
comunidades que son capaces de usar sus recursos naturales de una manera
sostenible y culturalmente significativa, no solo como modo de subsistencia y
soporte integral de la economía, sino, también, como un tributo a los
conocimientos tradicionales y al desarrollo integral de la población. A ello se
refiere Cantú-Martínez (2017) como «economía del conocimiento en la
sostenibilidad» (p. 76), al señalar que el conocimiento de los pueblos permite
evaluar, resolver y emplearse en beneficio de la sociedad. En palabras de
Gomel-Apaza et al. (2023, p. 146) «la valoración de los conocimientos
tradicionales de los pueblos es un imperativo global». En este sentido, el
objetivo de este estudio ha sido contribuir al debate y reflexionar sobre la puesta
en valor del discernimiento sostenible que representa la Calle de las
Hierbas del municipio de Ozumba, Estado de México y cómo ello contribuye a
revalorar el conocimiento y la historia de la región.
Desarrollo
sustentable, patrimonio y cultura
Gómez y Garduño (2020) indican que, a partir de la publicación del
Informe Brundtland (1987), comenzó la discusión entre los términos desarrollo
sostenible y desarrollo sustentable, aludiendo con ello a un debate
de carácter geográfico y temporal más que etimológico. Por su parte, López (2016)
sostiene que los argumentos del debate entre el uso de ambos términos implican
la intención real «para cambiar las tendencias insostenibles y contradicciones
intrínsecas a la interacción entre desarrollo económico y deterioro medioambiental,
o la cultura y estilos de vida que las sustentan de las sociedades
contemporáneas» (p. 114). A su vez, Ynzunza-Cortés et
al. (2016) señalan que, si bien la sustentabilidad está ligada en primera
instancia con los recursos naturales, deben considerarse otros aspectos como el
económico, ambiental y social, a lo que Elkington en
1997 se refería como Triple resultado (TBL); es decir, el mundo se
percibe como un sistema holístico integrado por un todo en el que la comunidad
juega un rol importante para entrelazar estos tejidos (Loviscek,
2020). Posteriormente, se le agregó una dimensión más, la cultura, refiriéndose
a las acciones que los pueblos llevan a cabo para manifestar su identidad y
tradiciones, por lo tanto, se denominó como Cuádruple resultado (QBL) (Miranda
& Romero, 2017).
Tyrtania (2016) complementa y afirma que el
concepto de sostenibilidad se ha manejado como si fuese algo obvio y relacionado
más con cuestiones de tipo ecológico, cuando en realidad se trata de un
concepto compuesto de diferentes aristas tales como: a) la cultural, b) la
demográfica, c) la económica, d) la política, e) la ética y f) la
medioambiental. Frente a la necesidad de compaginar el desarrollo económico, el
cambio social y la gestión de los recursos naturales, entre otros, se han
propuesto diversos conceptos de desarrollo sustentable, como se puede apreciar
a continuación en la Tabla 1.
Tabla 1
Definición
de desarrollo sustentable
Nota. Elaboración propia a partir de Cortés y Peña (2015),
Madroñero-Palacios y Guzmán-Hernández (2018), Cantú-Martínez (2018), Velázquez y
Vargas-Hernández (2012) y Cantar et al. (2021).
Parada (2010) complementa las definiciones al señalar que el «desarrollo se asocia a una mejor calidad de vida de la
población, esto tiene que ver con la posibilidad de cubrir las necesidades
básicas de cualquier ser humano ... y la vía para lograrlo es el desarrollo
sustentable» (p. 65). Es decir, independientemente
de la definición que se seleccione como más adecuada, la idea es plantear la
posibilidad de que las comunidades se desarrollen de una manera integral y armoniosa.
Como se comentaba líneas arriba, Cantar et al. (2021) argumentan que la base
ecológica de la sustentabilidad no limita otras dimensiones como la social y,
destacan que la cultura y el patrimonio se han entrelazado a la sustentabilidad
con el paso del tiempo. Los autores mencionan que la participación comunitaria,
considerando sus identidades locales, fue un tema abordado en la Carta de Burra
de la que se originó el término de significación cultural «entendida como el valor estético, histórico, científico,
social o espiritual para las generaciones pasadas, presentes y futuras» (Cantar et al., 2021, p. 77).
El desarrollo sustentable abre paso, entonces, a un nuevo binomio entre
naturaleza y cultura. Rueda (2021) define cultura como «la
relación de la sociedad con su medioambiente» (p. 10),
no obstante, una definición más amplia es la que emite la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (2004):
La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del
espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de
las identidades que caracterizan los grupos y las sociedades que componen la
humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la
diversidad cultural es, para el género humano, tan necesaria como la diversidad
biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio
común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las
generaciones presentes y futuras. (p. 4)
En consecuencia, las creencias, valores y saberes de las comunidades
construyen la esencia de la ética sustentable en la que se reconoce la
coexistencia de los derechos colectivos e individuales de los grupos sociales.
Como se ha dicho, el patrimonio cultural y natural de los pueblos es la columna
eje que brinda significado a los quehaceres de la sociedad, da identidad y
pertenencia que se expresa a través de la relación entre los miembros y el
medioambiente.
Medicina
tradicional y conocimiento
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2023) la medicina
tradicional puede definirse como «el conjunto de conocimientos, capacidades y
prácticas basados en las teorías, creencias y experiencias propias de culturas
diferentes, bien sean explicables o no, utilizadas para mantener la salud y
prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales»; por
su parte, Lima et al. (2019) vinculan a la medicina tradicional con un conjunto
de experiencias que se traducen en conocimientos populares.
En este sentido, Menéndez (2022) plantea que la medicina tradicional que
hoy conocemos es el conjunto de conocimientos de grupos indígenas,
afroamericanos y europeos que convergieron en un punto de la historia (siglo
XVI para ser precisos). Sin embargo, también aclara que, aunque el origen puede
considerarse múltiple, lo cierto es que son las comunidades indígenas de
Mesoamérica, las que tienen mayor influencia y peso en el desarrollo de este
tópico.
La medicina tradicional, de origen multicultural, abarca el uso de
hierbas, preparaciones herbarias y productos derivados con las sustancias
activas de las plantas. Corell-Doménech (2019)
reflexiona sobre su aceptación y su uso derivado principalmente de cuestiones
económicas (razón por la cual se asocia, en particular, con comunidades
rurales); sin embargo, incluye como factor el sistema de creencias de los
mexicanos. En consecuencia, el uso de plantas medicinales como medio para
preservar la salud va más allá de la alternativa médica, incorpora el bienestar
social, económico, ambiental y cultural de las comunidades. En palabras de
Jiménez et al. (2015, p. 1793) «los recursos vegetales, son considerados
producto de la cultura» y señalan que el empleo de las hierbas refleja la
organización social, familiar y los niveles de consumo de la sociedad. A esto
se añade el trabajo de Cuevas y Cavazos (2019) quienes subrayan que el uso de
plantas puede generar nuevos modelos de negocios debido a su uso alternativo.
No obstante, la sustentabilidad de la medicina herbaria comienza desde
el cultivo. Aunque existen plantas que crecen de manera espontánea y no
intencional (no necesariamente en los terrenos agrícolas, sino en el huerto
familiar), las personas salvaguardan las plantas y fomentan su crecimiento
(Jiménez et al., 2015). Estas prácticas de conservación de la diversidad
herbaria permiten la subsistencia de factores socioculturales e históricos que
inciden en el desarrollo comunitario (Gutiérrez-García et al., 2020). Por lo
tanto, los saberes tradicionales en conjunto con la herbolaria representan
beneficios sociales y económicos, como una alternativa de desarrollo para la
población.
Metodología
Desde un enfoque
cualitativo y una perspectiva holística en la que se observa y se narran los
hechos, se utilizó la investigación etnográfica que, como expresan Murillo y
Martínez-Garrido (2010), es «el método
más popular para analizar y enfatizar las cuestiones descriptivas e
interpretativas de un ámbito sociocultural concreto» (p. 2). Ello permitió la descripción de lo que se vive y
representa para la sociedad ozumbense y sus
alrededores la Calle de las Hierbas. Se empleó una combinación de observación
participante centrada en la dinámica del lugar y en la aplicación de entrevistas
in situ, con la finalidad de aportar una reflexión sobre la
relación entre desarrollo sustentable, arraigo y conocimiento ancestral como
parte emocional, cultural y tradicional de este mercado local.
Se eligió un
muestreo opinático en el que los elementos participantes (18 sujetos o
informantes clave) fueron seleccionados según criterios estratégicos (voluntad
y participación en las actividades de referencia), de acuerdo a la metodología
de Álvarez et al. (2018). Así, se tuvo acercamiento con personas dispuestas a
participar de la investigación, como comerciantes que ofrecen sus productos en
el espacio mencionado (las mujeres fueron las principales interlocutoras),
trabajadores del municipio y transeúntes del lugar. De esta manera, sus
comentarios y opiniones se complementaron con la revisión de literatura,
fotografía y videos que apoyan la descripción. Esta metodología posibilitó
centrarse en un espacio y tiempo, definir conceptos relacionados e invitar al
debate.
Tabla 2
Características de los informantes clave
Las
entrevistas semiestructuradas se diseñaron basados en el Cuádruple resultado
con la finalidad de explorar las percepciones de los informantes sobre el
impacto de la Calle de las Hierbas, en términos de sustentabilidad,
conocimiento y patrimonio. Algunos cuestionamientos realizados a los actores
sociales giraron en torno a ¿desde cuándo vende en esta calle?, ¿cómo aprendió
el uso de las plantas?, ¿cómo le enseña usted a sus hijos o parientes el empleo
de las hierbas?, ¿cómo cuida sus hierbas?, ¿cómo se apoyan entre comerciantes?,
¿qué representa para usted el tianguis en términos de identidad cultural?,
¿cree que se está perdiendo el conocimiento tradicional sobre las plantas?
entre otras preguntas ligadas a las siguientes dimensiones:
Tabla 3
Cuádruple resultado (QBL)
Nota. Elaboración
propia a partir de Miranda y Romero (2017).
Resultados
y discusión
Zona de
estudio
Ozumba se
encuentra ubicado al oriente del Estado de México, colinda con los estados de
Morelos y Puebla, del lado poniente con el volcán Popocatépetl (razón por la
cual se considera ubicado en la zona Volcanes). Se compone de 492.13 kilómetros
cuadrados (km2), lo que equivale a 0.21 % del territorio mexiquense
y sus coordenadas son 19º02’21” de latitud norte y 98º48’14” de longitud oeste
(Hernández-Guerrero et al., 2018). Linares y Bye
(2009) mencionan que su nombre proviene del náhuatl atzompan
que significa «sobre los cabellos del agua».
De acuerdo
con la página oficial del Gobierno del Estado de México, el municipio se fundó
el 9 de febrero de 1825 y se le denominó «Pueblo con encanto» en 2013. Es uno
de los 125 municipios de la entidad y está conformada por las delegaciones de San
Vicente Chimalhuacán, Santiago Mamalhuazuca, San José
Tlacotitlan, San Lorenzo Tlaltecoyac,
San Mateo Tecalco, y las haciendas de Atempa y
Actopan (Edomex, 2023). Se encuentra ubicado a 70 kilómetros de Ciudad de
México.
Según los
registros, en 1620 Ozumba contaba con 676 habitantes, en su mayoría población
mestiza. En contraste, para 2020, el Gobierno de México reportó que en el
municipio residían 30 785 personas, de las cuales las mujeres constituían el 52
% (Gobierno de México, 2022) y el 26.9% de la población tenía menos de 14 años.
Asimismo, se identificaron a 310 habitantes que aún hablan alguna lengua
indígena, entre las que destacan están el tlapaneco (46.7 %), el mixteco (38.38
%) y el náhuatl (7.41 %).
Tabla 4
Indicadores de participación económica del municipio de Ozumba (%)
Nota. Elaboración propia a partir de Sistema Nacional de Información Municipal (2010).
El
crecimiento de la población obligó a una reconfiguración social haciendo que la
cabecera tuviese el privilegio del poder económico, político y religioso. A
partir del siglo XVII los tianguis más grandes y con mayor impacto económico
comenzaron a llevarse a cabo cada ocho días en las cabeceras de la región y se
distribuyeron los días según los puntos geográficos de la zona (Amecameca y
Tlalmanalco: domingos; Ozumba: martes; Chalco: viernes). Sin embargo, fue el
tianguis de Ozumba el centro de intercambio más importante de la provincia de
Chalco, el que trajo un gran número de afluencia de comerciantes y de
visitantes de la Ciudad de México y otros lugares como Tlaxcala, Puebla,
Morelos y Guerrero (Hernández, 2014; Linares et al., 2009).
El tianguis
ha sido el medio de intercambio de mercancías, además de uno de los espacios
donde se han forjado redes económicas, sociales y políticas, a la vez que se ha
convertido en el lugar en donde nacen amistades y en el que las noticias llegan
y se esparcen a otros lugares. De acuerdo con las palabras de Hernández (2014,
p. 90) «las primeras noticias de la insurrección zapatista siguieron los mismos
caminos que los productos y llegaron al mismo destino: el tianguis de Ozumba».
La importancia histórica de este sitio, se refleja en el grabado de la antigua
estación del ferrocarril interoceánico que pasaba por el municipio, inaugurado
en 1880, donde se enmarca su estrecha relación con el transporte de mercancía y
el tianguis de la región.
Figura 1
Antigua estación de ferrocarril de Ozumba
Figura 2
Grabado en la antigua estación del ferrocarril de Ozumba sobre la importancia histórica del tianguis
Según lo
anterior, no es difícil discernir que el comercio en el tianguis es un elemento
que conforma la base económica de Ozumba y, aunque en la cabecera municipal se
ha agregado un día más para el comercio (viernes), el tianguis de los martes continúa
siendo la referencia tanto para locales como transeúntes. Algunos de los
cultivos que destacan en las delegaciones del municipio son: maíz, frijol,
jitomate, tomate, capulín, aguacate, tejocote, limón, pera, ciruela, membrillo,
durazno, además de cempasúchil, nube, alhelí, alcatraz y nochebuena, entre
otros (Hernández, 2014; Linares et al., 2009). Esa amplia gama de productos
relacionados con la alimentación, se complementa con elementos como ganadería,
textiles, calzado, herramienta agrícola, productos de higiene personal,
juguetería y papelería, maquillaje, música, telefonía móvil y aparatos
electrónicos, herbolaria, etc. Según describen Corona y Vega (2020),
actualmente quienes ocupan un lugar fijo dentro del tianguis pagan una cuota al
municipio por uso de suelo, cuota que está en relación con la extensión y tipo
de puesto.
En su
mayoría, los puestos están organizados por calles y tipos de mercancías que
ofertan. Corona y Vega (2020) subrayan el dinamismo de la Calle de las Hierbas,
la Calle del Aguacate, la Calle de las Cazuelas y el área de semillas.
La Calle de las Hierbas y
todo lo que hay en ella
La calle
Juventino Rosas, conocida por los lugareños como la Calle de las Hierbas, se
ubica a pocos pasos del centro municipal de Ozumba, exactamente entre la iglesia
dedicada a la Virgen María, en su advocación de la Purísima Concepción, y la
Casa de Cultura José Antonio Alzate. Todos los martes,
sin falta, y desde temprano se llena de diversos aromas provenientes del gran
número de plantas que allí se comercializan, como lo expresa Zury, una de las
transeúntes que acude de manera cotidiana:
La Calle de
las Hierbas, un lugar tradicional, porque todo el tianguis está dividido; por
ejemplo, la calle de las cazuelas, los de ropa de paca, pero la Calle de las
Hierbas se me hace un lugar importante, porque mi familia que cree en los
remedios caseros, ahí encuentran con facilidad lo que
requiera aparte súper económico. (Zury, comunicación personal, 18 de julio de
2023)
Por otro
lado, predominan las mujeres, principalmente de la tercera edad, sentadas al
ras del suelo ofreciendo su mercancía; en menor proporción participan de la
venta los hombres y los jóvenes, los niños acuden acompañando a sus padres
principalmente cuando no hay actividades escolares. En este sentido Ramírez (2021)
menciona que, ante la precariedad de los empleos, el comercio informal se ha
convertido en una opción de subsistencia que llega a involucrar familias
completas: «las improntas culturales preexistentes del tianguismo
poseen también un alineamiento con condiciones económicas y laborales
desiguales» (p. 102). En la Figura 3 se aprecia el dinamismo de la compra-venta
que tiene lugar a lo largo del día en este espacio.
Figura 3
La Calle de las Hierbas
Existen dos
modalidades de venta; una minoritaria, en la que los vendedores instalan sus
puestos sobre tarimas o tablas, y otra predominante, en la que colocan sus
productos sobre el suelo directamente o usando un plástico, tela o botes para
colocar la mercancía. En cuanto a las plantas, la mayoría se vende en fresco,
es decir, recién cortadas; en menor medida, se ofertan secas, en «preparados» o
bien, en combinaciones de diferentes plantas. Los compradores transitan
constantemente, sobre todo, hasta antes de las 3:00 p. m., algunos sólo
preguntan y se marchan, otros muestran mayor interés y solicitan información
sobre el consumo y beneficio de las plantas.
Figura 3
Venta en fresco y seco
Se contabilizan
alrededor de cien personas que ofrecen sus productos a lo largo de la calle,
aunque esta cifra va variando a lo largo del día, (ya que se incorporan y se
retiran vendedores durante la jornada). Las mujeres son en su mayoría quienes
realizan las transacciones.
No hay un
registro como tal, pero yo creo que en la Calle de las Hierbas son como 150
personas las que venden ahí, por muy pocas 100 o 120, pero no menos. (Idalia,
comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Dimensión social
La demanda
de los productos que se venden en este espacio se debe principalmente a su asequibilidad
y aceptación cultural, según señalan Lara et al. (2023), el uso de plantas
medicinales representa una opción económica para muchas personas. Además de lo
anterior, la venta de plantas se hace en tres momentos del día y se inicia en
la madrugada. Aunque Linares et al. (2009) expresan que la comercialización de
hierbas ocurre en las primeras horas del día y hasta aproximadamente las 10:00 a.
m. (para aprovechar la frescura de la planta); tanto los pobladores de la
comunidad como los trabajadores del municipio coinciden en señalar que el
horario de venta es más amplio.
Yo diría
que, aunque el comercio en esa calle termina como a las 6 p. m., existe una
dinámica en la que los vendedores van cambiando a lo largo del día, terminan
unos y se ponen otros. (Ermilio, comunicación
personal, 18 de julio de 2023)
Vengo de San
José Tlacotitlan, llego a las 3 de la mañana y a
veces nos vamos a las 5 de la tarde. (Juan, comunicación personal, 18 de julio
de 2023)
Ahí llegan
desde temprano, desde la madrugada, terminan de vender sus hierbas y llegan
otros, esa calle siempre está ocupada. Es una de las calles principales que
tienen esa dinámica, hay quien viene a comprar desde las cuatro de la mañana
por mayoreo (Jorge, comunicación personal, 18 de julio de 2023).
En la Calle
de las Hierbas existe la venta de diferentes productos en puestos que se
colocan en los extremos de la calle, los principales son precisamente de
recursos naturales (plantas de ornato, hierbas y alimentos) también hay un gran
número de carretillas de carga o «diablitos» que pasan por el lugar durante el
día. Un número considerable de vendedores pertenece al municipio de Ozumba y
sus pueblos aledaños; no obstante, otro gran número proviene incluso de otros
estados, algo similar ocurre con los compradores:
Aquí vienen
de todos lados, vienen aquí de Cuautla, Atlautla, Tepetlixpa, Chalco, hasta de
la Ciudad de México. Ellos conocen del lugar porque aquí se caracteriza por ser
un tianguis tradicional, a veces vienen a probar y se quedan, otros ya no regresan,
sobre todo por la distancia. La gente que viene a comprar igual viene de todos
lados, han venido personas de otros estados, por ejemplo: de Hidalgo, de
Puebla, de Tlaxcala. (Idalia, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Además, los vínculos sociales que se hacen entre los
vendedores que semana tras semana se ven y generan lazos de amistad muestran la
sororidad que el tiempo ha fortalecido entre ellos, como lo narra Inés:
Aquí todos
nos ayudamos. Como año y medio, antes vendía en la Calle del Aguacate, me vine
para acá porque no tenía lugar. Las ventas están igual, pero aquí sí me
hicieron favor de prestarme. (Inés, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Dimensión medioambiental
Al entenderse
la sostenibilidad como un proceso holístico y armónico, la dimensión
medioambiental se orienta hacia promover acciones para prevenir el cambio
climático y preservar la naturaleza con el objetivo de salvaguardar los
ecosistemas en el largo plazo. Como afirman López-Gutiérrez et al. (2014) «las
plantas medicinales … constituyen la base del cuidado primario de la salud, la
recuperación del medioambiente y el incremento en el ingreso familiar». En este
contexto, las prácticas relacionadas con el uso de las hierbas reflejan un
respeto por el medioambiente por parte de quienes comercializan. Esta relación
puede observarse en el relato de María de los Ángeles donde se evidencia parte
de esta realidad:
A mis hijos
se les enseña desde que se siembra la planta, cómo se debe cultivar, cómo se
debe fumigar, por que ahorita todo ya no es como antes que nada más se sembraba
y ya, ahora ya todo es químico. (María de los Ángeles, comunicación personal,
18 de julio de 2023)
Sarauz (2021) manifiesta que
entre los saberes compartidos también se encuentra el de respetar la tierra,
reconociéndola como fuente de vida y sustento para el desarrollo económico, lo
que contribuye al desarrollo sostenible de la región. Esto parece saberlo Juan
quien sentado en un banco se encuentra haciendo manojos de epazote, limpiándolo
y asegurándose que se encuentre en buenas condiciones para su venta:
Mis hijos
casi no vienen, van a la escuela, a la prepa, pero sí saben para qué sirven
porque me ayudan a cortar, todo lo cultivamos nosotros, hay que estar muy
pendiente de las plantitas si no se plagan, más el epazote por que se enferma
mucho. (Juan, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Dimensión económica
Desde el
punto de vista de Zarta (2018) para alcanzar la
sostenibilidad, desde el pilar económico, no hay mejor camino que un buen
trabajo que permita el desarrollo del hombre con su entorno. Sin embargo, pese
al impacto del abastecimiento de plantas medicinales de la Calle de las
Hierbas, el ingreso de quienes comercian aquí es muchas veces incierto por su
alta dependencia de los cambios climáticos que impactan en los cultivos. Además,
los comerciantes deben alternar su venta con oficios que les permitan
complementar sus ganancias para mantener a sus familias como lo relatan Rosa y
Juan:
El precio
depende de cómo lo deje la gente porque ‘cuando vale pues vale’ y cuando no …
pues aquí estamos ‘tristeando’. (Rosa, comunicación
personal, 18 de julio de 2023)
Vendo martes
y viernes, cuando tengo tiempo me voy a sembrar jitomate, tomate, haba,
calabaza con unos amigos. Ahorita que hay más agua vendo más. Cuando es secas
casi no se da, tengo que trabajar en lo ajeno. O con los que siembran de riego.
(Juan, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Al
atardecer, comienza el intercambio de mercancías entre los propios vendedores;
es decir, persiste la práctica ancestral del trueque, mecanismo de intercambio
vinculado a las formas tradicionales de producción, distribución y consumo, que
se sustenta en el beneficio mutuo. Ello persiste en la entidad como pieza clave
de los mercados solidarios y como un sistema alternativo que genera redes de
apoyo que fortalecen las relaciones sociales (Manríquez et al., 2017).
Por medio de
la observación participante se constató que un gran porcentaje de vendedoras
realizan este tipo de actividad con el objetivo de lograr un intercambio
equilibrado. Incluso, muchas de ellas reconocen que es parte de la tradición
local, como lo indica Manuela, quien sentada en la banqueta platica con las
vendedoras que están a su lado mientras la gente pasa: «A veces, cuando no
termino, hay gente que pasa y cambiamos; por ejemplo, ellos traen jitomatitos y
se llevan mi epazote, mis nopalitos, depende lo que tenga y lo que quieran»
(Manuela, comunicación personal, 18 de julio de 2023).
Dimensión cultural
En los tianguis
convergen diferentes elementos socioculturales, haciendo de estos espacios una
característica fundamental de la herencia mesoamericana (Argueta, 2016). Las
plantas medicinales que se comercializan en la Calle de las Hierbas llevan
consigo una estrecha relación salud-naturaleza asociadas a conocimientos
populares y a la amplia riqueza cultural de México que ha permitido la
transmisión de generación en generación de manera oral y formando parte de la
memoria colectiva.
De pie, en un pequeño
espacio, y rodeada de diferentes plantas, Guadalupe atiende a una persona que
se acerca para preguntar qué es bueno para el dolor de estómago; esto lo lleva
haciendo por más de dos décadas sin olvidar que las hierbas siempre han estado
presentes en su vida, comenta:
Llevo
vendiendo aquí 20 años, lo que pasa que nosotros desde que mi papá vivía
siempre nos mantuvo con la venta de hierbas, íbamos a vender a Cuautla, él
vendía sobre esta calle pero más para allá. Nos decía ‘enséñense
a trabajar porque pues algún día ya no voy a vivir y se tienen que mantener
ustedes’. Mi papá de ahí nos levantó. Somos 4 hermanos, mi hermana y yo somos
las que nos dedicamos a esto, sólo las mujeres. Yo tengo hijos y les enseño
para qué sirven las plantas, pero no vienen a vender y mis hijas se dedican al
campo. (Guadalupe, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
La Calle de
las Hierbas es una construcción donde las prácticas, las raíces y los valores
culturales se comparten. Como lo hace notar Paredes (2019), la identidad
cultural da significado a los pueblos, permitiéndoles perpetuar sus
conocimientos, costumbres y tradiciones como una forma de enaltecer sus raíces
formando parte de la cotidianidad de los individuos. Cada comunidad tiene
vivencias que las identifica. Por otra parte, Jiménez et al. (2015) señalan que
la sabiduría ancestral, en relación con el uso y conservación de las plantas,
se relaciona, no sólo con la cultura y la identidad de los pueblos, sino
también con el desarrollo del territorio.
En la Calle
de las Hierbas la construcción del conocimiento no es reciente, los saberes son
compartidos de generación en generación. Según Sarauz
(2021) la transmisión puede ser de manera vertical (de padres a hijos) u
oblicua (a través de personas mayores o «sabias») en la que se comparten
conocimientos.
Daniel y
Manuela se ubican casi en la esquina de la Calle de las Hierbas: él, de pie y
ella, sentada, madre e hijo comparten la jornada. Él, más tímido, reconoce que
la venta de las hierbas ha sido un aprendizaje desde niño:
Mi ‘jefa’ me
va explicando para qué sirven las hierbas, además a mí me han curado. En el
pueblo las ocupamos, también mi familia las usa. Venía desde niño con mis
abuelos, toda mi familia se dedica a esto (Daniel, comunicación personal, 18 de
julio de 2023).
Mi hijo
aprendió de nosotros, porque nosotros aprendimos de los papás de mi esposo. Yo
iba a sembrar y a cultivar con mis suegros, así empieza uno (Manuela,
comunicación personal, 18 de julio de 2023).
La relación
con la comunidad también se refleja en la construcción colectiva del espacio.
Quienes comercian en la zona, manifiestan que aprenden de los compradores que
visitan el lugar y que, en muchas ocasiones, adquieren las plantas con la
intención de revenderlas, principalmente en el mercado de Sonora de la Ciudad
de México. Además, las redes de apoyo se evidencian en la dinámica de la Calle
de las Hierbas puesto que los vendedores aseguran que, entre ellos, también
comparten los saberes.
Los
compañeros nos decimos para qué sirve esto, para qué sirve lo otro. (Esther,
comunicación personal, 18 de julio de 2023)
La gente que
compra nos dice para qué sirven las plantas. Las combinaciones se dan y se
hacen preparados. Tengo un hijo que vende todo lo seco, y otro que vende
fresco. Ellos se llevan su mercancía a vender al mercado Sonora. En mi caso ya
tengo clientes fijos que me vienen a buscar. (Elena, comunicación personal, 18
de julio de 2023)
No obstante,
los mismos vendedores reconocen que, si bien, a ellos se les compartió este
legado, no sucede de la misma manera con sus descendientes, en el sentido de que
estos los apoyan, muchas veces, en llegar al lugar de venta o en el cultivo,
pero no en dedicarse a la venta, porque se enfocan en otras actividades,
incluyendo los estudios.
Por otra
parte, el valor del espacio va más allá de los vendedores, cada martes se
pueden ver muchos rostros recorriendo la zona que reconocen en este lugar parte
del legado de los abuelos. No obstante, pese al valor emocional y del aprecio que
sienten por el tianguis en general, también admiten que las generaciones más
jóvenes no muestran el mismo interés por lo que aquí se trasmite. Considerando
lo expuesto, hubo un acercamiento con los transeúntes como con Ana, quien lleva
varias bolsas, y busca un toronjil para el dolor de estómago:
Antes iba
con mi abuelita, ella me decía qué debía de comprar y con quién. Luego empecé a
ir con mi marido. Pero a mis hijas no les gusta, ellas son más de farmacia. (Ana,
comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Leticia coincide con la expresión de Ana, son sus
familiares quienes le han trasmitido conocimientos sobre las hierbas, pero
también reconoce que los mismos vendedores comparten con ella, apreciando
profundamente el gesto.
A mí me
enseñó mi mamá, mis tías a ir a la calle, pero me decían de las plantas más
comunes, pero la gente de ahí es muy noble y te comparte para qué sirven las
plantas porque hay muchas. A mis hijas les trato de decir, pero la verdad no se
ven muy interesadas. (Leticia comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Por otra
parte, Molina et al. (2016) sostienen que las emociones relacionadas con el consumo
son importantes para entender las acciones de los individuos favoreciendo la
lealtad de estos últimos. Por ello, el elemento emocional con el lugar provee
significados colectivos y construcciones sociales alrededor de su dinamismo e
interacción. Beatriz y Fabiola coinciden al señalar que la influencia del lugar
para la comunidad es notoria.
Ahí compro
flores, hojas de aguacate … considero que es una parte muy importante del
tianguis y de Ozumba … hasta de nuestra historia. Es una arteria principal.
(Beatriz, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
La Calle de
las Hierbas representa para mí la nobleza y paz del pueblo, porque en su
mayoría esa sección encuentras a la gente mayor vendiendo o conviviendo
(Fabiola, comunicación personal, 18 de julio de 2023)
Conclusiones
La venta de
plantas medicinales representa una vía significativa para preservar el conocimiento
ancestral indígena, facilita el acceso a servicios de salud primaria mediante
la medicina tradicional, dinamiza la economía local y la generación de empleo. En
el municipio de Ozumba, Estado de México, la herbolaria sigue presente como
parte integral de la cotidianidad, influenciada por la tradición, la cultura y
la economía de sus habitantes. La llamada Calle de las Hierbas, una de las
zonas más representativas y antiguas de su tianguis, destaca porque sus
comerciantes reconocen en el entorno natural la base de su sustento familiar y
comunitario.
Cada martes,
la actividad comercial refleja una compleja red de relaciones sociales,
económicas y medioambientales que expresan la transmisión intergeneracional de
saberes, en un espacio donde se lucha por mantener vivas sus prácticas y
conocimientos tradicionales. Sin embargo, en los últimos años se ha percibido
un desinterés creciente, particularmente, entre los jóvenes, por los
significados y prácticas que este lugar encierra. A pesar de formar parte del
patrimonio cultural del municipio, no existen estrategias específicas de
promoción para este espacio. La visibilidad que tiene se debe más a la
costumbre que a políticas de fortalecimiento o difusión, aunque hay cierta
presencia en redes sociales referida al tianguis en general.
Ante esta
situación, es urgente plantear políticas públicas que reconozcan el valor del
saber herbolario y fortalezcan estos espacios a través de iniciativas
concretas. Una alternativa viable sería la implementación de talleres dirigidos
tanto a los comerciantes como al público en general, tratando temas como la
recolección sustentable, técnicas de cultivo, manejo de huertos, procesamiento
de plantas y elaboración de remedios naturales. Este tipo de acciones
permitiría no solo conservar el conocimiento, sino también mejorar las
condiciones de vida de quienes dependen de esta práctica. Este estudio tiene
limitaciones en cuanto a la generalización de resultados, dado que está
enfocado en un área en particular lo que puede diferir de un trabajo realizado
en otra región. Su carácter cualitativo puede verse influido por las
percepciones de los participantes.
Conflicto
de intereses
La autora manifiesta que
no existen conflictos de intereses con respecto al documento
Responsabilidad
ética
Declaro que
el trabajo es el resultado de un proceso de investigación con las personas y
lugares indicados en el documento. A los sujetos partícipes de las entrevistas
se les explicó que la finalidad es únicamente de carácter investigativa sin
fines comerciales o semejantes; por ello, no se presenta el nombre completo de
las personas entrevistadas como recurso para salvaguardar su identidad. Además,
en el documento de autoría propia se han citado correctamente documentos y
autores que aparecen en el listado de las referencias como reconocimiento a su
autoría.
Financiamiento
El trabajo se realizó
con financiamiento propio
Agradecimientos
A la comunidad que participó de las entrevistas y al Ayuntamiento de Ozumba, Estado de México por facilitar el acceso a los comerciantes de la zona.
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Recibido: 25/03/2025
Aceptado: 5/05/2025
Revisado por pares
anónimos
Datos de autor:
Karina Valencia Sandoval
Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo, Hidalgo, México
Doctora
en Ciencias Económicas por el Colegio de Postgraduados, México. Actualmente, es
docente investigadora en la licenciatura y maestría en Administración de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, México. Ha sido miembro del
Sistema Nacional de Investigadores (I) desde 2017.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7029-9779
E-mail: karina_valencia@uaeh.edu.mx
© Los autores. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional (CC - BY 4.0).
[1] Periodo 2022-2024.