Turismo y cambios en las expresiones culturales de la Comunidad Nativa Pampa Michi
Tourism and changes in the cultural expressions of the Native Community Pampa Michi
Para citar este artículo
Santos Shingari, O. (2022). Turismo y cambios en las expresiones culturales de la Comunidad Nativa Pampa Michi. Turismo y patrimonio, (19), 23-35. https://doi.org/10.24265/turpatrim.2022.n19.02
Resumen
El turismo es una actividad social y como tal genera impactos. En algunos casos puede ser un aliado para
la preservación de la cultura, pero en otros casos puede ocasionar cambios importantes en la cultura de los
pueblos, sobre todo, cuando es realizado de manera no planificada. En este trabajo se describen los cambios
en las expresiones culturales de la Comunidad Nativa Pampa Michi que estuvieron expuestas al turismo entre
los años 1998 y 2019. El estudio es realizado desde un enfoque cualitativo y diseño narrativo; para ello, se
utilizaron entrevistas semiestructuradas e historias de vida como instrumentos para la recolección de datos.
De acuerdo con los resultados, las expresiones culturales de la comunidad han cambiado y ahora se muestran
nuevas danzas como la pandilla o anaconda, además de nuevos diseños y colores en su vestimenta típica, y
nuevos productos y materiales en su artesanía. En conclusión, las expresiones culturales de la comunidad que
estuvieron expuestas a la actividad turística cambiaron desde los inicios del turismo en la localidad en 1998,
hasta 2019, año del comienzo de la pandemia.
Palabras clave: turismo indígena, expresiones culturales, ashaninkas, Pampa Michi, comunidad nativa,
impactos del turismo.
Abstract
Tourism is a social activity and as such generates impacts. In some cases it can be an ally for the
preservation of culture, but in other cases it can cause important changes in the culture of the people, especially
when it is carried out in an unplanned manner. This paper describes the changes in the cultural expressions of
the Pampa Michi Native Community that were exposed to tourism between 1998 and 2019. The study is
conducted from a qualitative approach and narrative design; for this purpose, semi-structured interviews and
life histories were used as instruments for data collection. According to the results, the cultural expressions of
the community have changed and now show new dances such as the pandilla or anaconda, as well as new
designs and colors in their typical clothing, and new products and materials in their handicrafts. In conclusion,
the cultural expressions of the community that were exposed to the tourist activity changed since the beginning
of tourism in the locality in 1998, until 2019, the year of the beginning of the pandemic.
Keyword: indigenous tourism, cultural expressions, ashaninka, Pampa Michi, indigenous community, tourism
impacts.
Introducción
El turismo, visto desde su esencia, es un fenómeno social que permite el intercambio cultural entre las
personas que lo realizan y las poblaciones receptoras, y al ser una actividad social es un agente de cambio, así
como la modernización que acelera los cambios culturales de las poblaciones locales donde se desarrolla (Fuller,
2008). Algunos pueblos indígenas y originarios han encontrado en el turismo una forma de mejorar su calidad
de vida, producto de los beneficios económicos y sociales que esta actividad genera. Sin embargo, también
sucede que las expresiones culturales e incluso el propio cuerpo son concebidos como objetos de consumo
para los visitantes, mercantilizando de esta forma su propia identidad indígena como un recurso que les permite
participar de la economía de mercado (Chaparro, 2008; Fuller, 2008).
Este turismo, que se desarrolla en territorios indígenas, se conoce como turismo indígena, etnoturismo o
turismo étnico; concebido como una actividad donde los pueblos indígenas y originarios tienen la posibilidad de
compartir y ofrecer sus expresiones culturales, costumbres y vivencias al visitante, y también la oportunidad
de revalorar y preservar su cultura, al mismo tiempo que se genera un desarrollo comunitario (Acuña et al.,
2019; Fuller, 2008; Morales, 2008; Parker y Moreno, 2015). Es un turismo que busca la preservación de la
cultura indígena y, al mismo tiempo, es un medio de desarrollo comunal, ya que permite a los pueblos indígenas
desarrollar empresas turísticas que contribuyen a revalorar su identidad cultural y mantener sus tradiciones
sin necesidad de cambiarlo en función de los turistas (Morales, 2008).
En el Perú, el turismo que se desarrolla en algunas comunidades campesinas y nativas está impulsado desde
el Estado como Turismo Comunitario, actividad turística que se realiza en el medio rural de forma planificada
y sostenible, con participación activa de la población local que se encuentra representada por las organizaciones
de base comunitaria y que se integra de forma armoniosa a las actividades económicas locales, contribuyendo de esta forma con el desarrollo de la comunidad, siendo su cultura y el entorno natural los ejes principales de
su producto turístico (Ministerio de Comercio Exterior y Turismo [MINCETUR], 2019). Actualmente, existen
poblaciones indígenas como la que se presenta en esta investigación, que han estado vinculadas gran parte de
su vida al turismo, pero que las actividades vinculadas al turismo que desarrollan dentro de sus comunidades
no se encuentran claramente definidas ni sujetas a las normativas establecidas por el Estado.
Precisamente, Pampa Michi es una comunidad nativa habitada por la etnia ashaninka. Se encuentra ubicada
en el departamento de Junín, provincia de Chanchamayo, a 12 km de la ciudad de La Merced, capital de la
provincia. Tiene una población de 405 habitantes (Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI], 2018);
sus principales actividades económicas son la agricultura, la pesca y el turismo, siendo este último a lo que se
dedica la mayor parte de sus habitantes (Sánchez, 2014). Además, es conocida por ser una de las pioneras en
incursionar en la actividad turística en la selva central (Álvarez, 2018). No obstante, su participación en el
turismo de la región se dio de manera circunstancial y no planificada.
La actividad turística en la Comunidad Nativa Pampa Michi nace a finales de la década de los noventa,
específicamente en el año 1998, cuando se realiza el asfaltado de la Carretera Marginal de la Selva Central;
lo que llevó a los obreros, que trabajaban en ella, hasta la comunidad en busca de servicios de hospedaje y
restaurantes (Álvarez, 2018). Esto motivó al comunero Raúl Martin Bernata1
a implementar un espacio especial
para que él mismo pueda atender a los visitantes y ofrecerles, a manera de oferta turística, lo que denominó
turismo de historia, donde les contaba mitos y leyendas ashaninkas, les mostraba la danza y música típica,
los invitaba a participar de la reunión vestidos con la cushma, traje típico de los ashaninkas y, también, les
enseñaba el uso de algunas plantas medicinales (Álvarez, 2018). Tiempo después, invitó a los demás comuneros
a ser partícipes de esta actividad con la finalidad de poder rescatar la cultura ashaninka y revalorarla (Álvarez,
2018). Con el pasar de los años y la participación de nuevos pobladores en la creciente actividad turística, así
como la demanda de las agencias de viajes y turismo, más la preferencia de los visitantes que llegaban de
manera independiente, se comenzaron a adoptar y crear nuevas expresiones culturales que no eran propias
de la comunidad como la pandilla (danza del oriente peruano, específicamente de la región San Martín), el
perreo ashaninka (versión ashaninka del reguetón) y el uso de los diseños del arte kené de la etnia shipibo
conibo en su indumentaria tradicional. Todo esto, desde la perspectiva de ellos, con el propósito de generar
una mejor experiencia turística y un mayor entretenimiento para los visitantes. Sumado a esto, la escasa presencia
del Estado peruano representado por la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo de Junín
(DIRCETUR-Junín) como ente regulador en el desarrollo de la actividad turística, ha permitido que los
pobladores de la Comunidad Nativa Pampa Michi realicen este tipo de actividades a su manera y sin regulación,
lo que ha ocasionado que se generen conflictos internos entre los mismos pobladores y que la comunidad se
vuelva un destino masivo donde el respeto hacia la cultura local pasa a segundo plano.
Al respecto, existen investigaciones donde el turismo ha servido para revalorar la cultura de los pueblos
indígenas y, en otros casos, exponer los impactos del turismo en estos lugares como la alteración de las costumbres
o de las expresiones culturales. Entre ellas se encuentran las siguientes: Ordoñez y Ochoa (2020) exponen cómo
es el desarrollo del turismo comunitario en la comunidad indígena de Saraguro, los beneficios económicos y sociales
que se originan mediante ella. Freitas y Silva (2019) analizan las consecuencias que genera el turismo y la
contribución que tiene en la revalorización de la cultura Yawanawa. Silva (2016) investiga el desarrollo del turismo
étnico como una forma de valoración y preservación de la cultura negra en las comunidades de Diamantina.
Araujo et al. (2020) estudia las manifestaciones culturales de la etnia Sateré-Mawé en el desarrollo del turismo,
su contribución en la valoración de su patrimonio cultural inmaterial y los beneficios económicos que se genera.
Brandão et al. (2015) analiza los impactos económicos, sociales y ambientales que genera el turismo en tres
comunidades integradas por las etnias Taurepang, Wapixana y Macuxi. Mendoza e Islas (2021) estudian los
cambios culturales de las comunidades Nahá y Lacanjá Chansayab fomentado por el turismo. Falcão y Pimentel
(2018) analizan los cambios que trae el turismo étnico en la Comunidad Indígena Dourado como la alteración de
sus hábitos culturales y la recuperación de manifestaciones que se estaban perdiendo. Chaparro (2008) en su
estudio a los yaguas y Pereiro (2012), en su estudio a los gunas yala de Panamá, muestran cómo la cultura
indígena es modificada con el fin de crear productos de consumo turístico.
En el Perú, aún son pocos los estudios acerca del turismo que se desarrolla en territorios indígenas y no se
encuentran investigaciones que muestren el uso de términos como turismo étnico, etnoturismo o turismo indígena,
a excepción de turismo comunitario que es el concepto más conocido e impulsado desde el Estado de manera
oficial (Parker y Moreno, 2015). Tampoco se encuentran estudios que muestren los cambios en las expresiones
culturales de las comunidades nativas y campesinas relacionadas al turismo a lo largo de los años. De acuerdo
a este contexto, en la presente investigación se busca llenar este vacío y, por tanto, se plantea la siguiente
pregunta: ¿Cómo han cambiado las expresiones culturales de la Comunidad Nativa Pampa Michi expuestas al
turismo entre los años 1998 y 2019? El objetivo es describir los cambios en las expresiones culturales de la
Comunidad Nativa Pampa Michi expuestas al turismo entre los años 1998 y 2019. Periodo de tiempo, desde
el año que se inicia la actividad turística en la comunidad (1998) hasta el año que se desarrollaba el turismo
con normalidad (2019), es decir, el inicio de la pandemia por Covid-19.
Metodología
La investigación es de tipo básica, tiene un enfoque cualitativo y un diseño narrativo. El enfoque cualitativo
interpreta y analiza los fenómenos de forma natural desde la perspectiva de los participantes; es decir, desde
su experiencia y opinión con respecto al hecho. Por su parte, el diseño narrativo reúne información por medio
de las historias de vida y experiencia de quienes han experimentado el fenómeno, suceso o hecho para después
analizarla y relatarla (Hernández et al., 2014). El universo establecido para este estudio está constituido por
los pobladores de la Comunidad Nativa Pampa Michi, quienes suman un total de 90 comuneros activos entre
hombres y mujeres; en un rango de edad entre 18 y 60 años. La muestra es de tipo no probabilístico por
conveniencia con un tamaño de ocho comuneros, obtenida una vez ocurrida la saturación2
. Asimismo, para la selección de los participantes se tomó en consideración algunos criterios; por ejemplo, que sean comuneros de
distintas generaciones y que hayan trabajado o estén trabajando, en ese momento, en el turismo; la invitación
se hizo de manera personal y directa, previa conversación.
Las técnicas: entrevista e historia de vida para la recopilación de información y el análisis de cada uno de
los aspectos planteados en la investigación. Como lo señalan Hernández et al. (2014), la historia de vida es un
instrumento cualitativo que permite recabar información mediante relatos o testimonios contados de manera
individual o colectiva y se realiza mediante una entrevista a profundidad, artefactos personales e históricos o
documentos. Los instrumentos: guía de entrevista semiestructurada y guía de historia de vida, fueron aplicados
de forma presencial en el mes de septiembre del 2021, dentro de los espacios de la comunidad, para que el
participante se sienta cómodo y sin distracciones mientras se le formulaba las preguntas. Tanto, las entrevistas
como las historias de vida tuvieron una duración aproximada de 30 minutos y fueron grabadas mediante aplicación
de teléfono celular, previa consulta y autorización escrita; los nombres reales se sustituyeron por seudónimos
con el objetivo de proteger la identidad de los participantes.
El procesamiento y análisis de datos se hizo con el programa Excel para crear una matriz de relación de
categorías: en primer lugar, se transcribieron las entrevistas con el programa Word; en segundo lugar, se realizó
una codificación abierta para generar categorías mediante la comparación de datos; en tercer lugar, se realizó
una codificación axial o de segundo plano para agrupar las categorías en temas principales, mediante la
comparación y vinculación de categorías.
Resultados
Turismo en la Comunidad Nativa Pampa Michi
Las actividades vinculadas al turismo en la Comunidad Nativa Pampa Michi se iniciaron alrededor de 1998,
es el comunero Raúl Martin Bernata quien, junto a su familia, comenzó a recibir la visita de algunos turistas y
amigos. Para atender a los visitantes de la mejor forma implementó un espacio especial donde los recibía y
compartía con ellos. Rodrigo relata:
Bueno, se inició mediante un comunero que se llama Raúl Martin Bernata, es conocido prácticamente el comunero y gracias a que sus amistades le venían a buscar, se inició mediante su pequeña casa, construyendo una recepción donde atendía a sus visitantes.
Tiempo después, otro comunero de nombre Fredy Miguel Ucayali Santos, quien actualmente es el jefe de
la comunidad, le sigue los pasos y empieza a trabajar de forma similar, recibiendo a los turistas en su casa.
Luciana manifiesta: «Se inició el turismo solamente con dos personas: el señor Martin Manchi quien fue el
que inició el turismo y el señor Fredy Miguel Ucayali Santos, el cual ahora ya es el jefe de la comunidad».
Ermelinda añade: «Quién apertura fue Raúl Martin y segundo, Fredy Miguel Ucayali y tercero, la Comunidad;
entonces así comenzó a abrir nuestro turismo». Las actividades que se realizaban para recibir y mostrar a los
turistas eran diversas, hacían imitaciones de aves, les mostraban las plantas medicinales, les contaban mitos, leyendas y la historia de la comunidad, los vestían con la cushma y les mostraban las danzas y músicas típicas.
Marta recuerda: «Bueno, contaban la historia de la comunidad y danzaban», y a todo eso lo llamaron «turismo
vivencial» como Wilmer comenta. También les invitaban a beber el masato y Karla recuerda que «para recibir
a los turistas se vestían con la vestimenta típica natural elaborada con tocuyo o tejido que algunos usaban».
Con el pasar de los años, «la comunidad tomó las riendas del turismo», tal como manifiesta Carlos, y se
invitó a los comuneros a participar de esta actividad, estableciendo algunos roles: danzantes, músicos, artesanas
y recepcionistas; siendo el recepcionista el que recibe a los turistas y da la bienvenida en representación del
jefe o curaca. Carlos, quien actualmente trabaja como recepcionista explica: «Bueno, ahora como nieto del
curaca, más antes mi abuelo era el curaca, jefe de la comunidad y nosotros seguimos siendo como los
representantes de ellos y también recibimos como recepcionista».
Durante años, la comunidad ha recibido a muchos turistas: nacionales y extranjeros, pero hoy en día, los
turistas nacionales son quienes mayormente los visitan, compran los productos que ofrecen (en su mayoría,
artesanía) y los que regresan por segunda o tercera vez; a diferencia del turista extranjero que solo llega rara
vez y en busca de conocer la cultura y vivencia comunal. Ermelinda manifiesta: «Los turistas ya vienen, hay
dos tipos de turistas que son de extranjero y nacionales» y añade: «Los extranjeros solo vienen para lo vivencial,
pero los nacionales nos visitan como comprando lo que elaboramos».
Los beneficios del turismo, percibidos por la comunidad, son múltiples; por ejemplo, ayuda a que más
comuneros participen del turismo, «en tener distintos proyectos como es tener las pistas y veredas» como
Maria indica y contribuye a que la población tenga ingresos económicos. De igual manera, genera beneficios
personales a los comuneros. Rodrigo señala: «Conocer y revalorar la cultura», tener ingresos económicos, un
trabajo y conocer más sobre las artesanías. A su vez, María comenta: «Nos beneficia a todos los comuneros
que participamos aquí en el turismo de manera económica porque gracias al ingreso que generas en el turismo
puedes estudiar».
Hace dos años atrás por la pandemia mundial de Covid-19, y por el estado de emergencia decretado por el
Estado peruano, la comunidad cerró su acceso y no había turistas, lo que ocasionó que los comuneros no
tengan ingresos económicos para sostener a sus familias. Pero, actualmente el turismo en la comunidad se
viene reactivando cada día más. Como Karla manifiesta: «Ahora sí al menos ya vuelta estamos atendiendo a
la diferencia que cuando estaba primero la pandemia, no había, no atendíamos, no teníamos nada, nos hacía
falta y no había posibilidad para nosotros». Cabe mencionar que la gran mayoría de comuneros, se dedican al
turismo y solo algunos a la agricultura. Como Rodrigo comenta: «Se abocan al turismo la mayoría y unos
cuantos a la agricultura».
Danza y música
Las danzas tradicionales de la comunidad se realizaban al compás de la música que los abuelos cantaban y
tocaban, para eso, contaban con algunos instrumentos que ellos mismos elaboraban con materiales de la zona;
por ejemplo, tenían el bombo o tinya, hecho de piel de sajino, que no solo usaban como instrumento musical,
sino también para comunicarse. Como Carlos manifiesta: «Tocan la tinya para llamar a nuestros hermanos ashaninkas», tenían la antara o zampoña de carrizo y la banda adornada con huesitos que las mujeres lo usaban
como una sonaja. Wilmer comenta: «Ellos tocaban su tambor y mi abuelita su banda de huesitos». Karla
menciona: «La música era todo natural, típico de aquí de la comunidad, lo tocaban mis abuelitos sus músicas:
pura zampoña y todo lo que era natural».
Dentro de las danzas y la música típicas de la comunidad se tiene el Kamarampi o Ayahuasca, Mianto,
Opempe, Shironi, Yateri y la danza de la yuca o Vashinoncanaqui ina jananiqui caniri. María señala:
«Tenemos el Shironi, Kamarampi, Opempe, entre otras más. Rodrigo a su vez añade: «La danza de la
yuca, el Shironi que es la paloma y la otra que bailamos en conjunto formando una ronda, la danza creo que
se llama Yateri». Muchas de ellas hacen referencia a animales y plantas que hay en la zona y algunas de
ellas todavía se siguen practicando hasta ahora. Luciana comenta: «La canción se llama Shironi, esa es la
canción más tradicional que siempre lo practicamos».
Con el pasar de los años, la danza y la música de la comunidad han ido variando y, actualmente, lo que se
tiene es un conjunto típico conformado por un grupo de personas encargadas de la música que hacen uso de
instrumentos que no son propios de la comunidad, como manifiesta Maria: «Ahora ya es con un conjunto típico
que va con la quena, bombo y tarola. Antiguamente, era solamente el instrumento que era el bombo y la maraca,
y nada más»; a lo que Luciana añade: «Ahora ya se utiliza la quena, la pandilla ahora sí». Asimismo, los
entrevistados señalan que algunas danzas foráneas han sido integradas a la comunidad para brindar un mejor
espectáculo a los turistas; por ejemplo, se ha integrado la danza de la anaconda, danza que se baila en gran parte
de la amazonia y la pandilla o pandillada3
, danza tradicional de la región San Martín, Perú. Y otras danzas que
son propias de la comunidad se siguen cultivando y manteniendo actualmente; por ejemplo, el Kamarampi o
Ayahuasca, Shironi, Mianto y otras. Carlos relata: «Cuando llegan los visitantes les cantamos Mianto abriendo
sus alas, o sea, Shironi también que es una paloma, que es una mujer guerrillera». De igual manera, se nota un
ligero cambio de ánimo al momento de salir a bailar la danza típica. Rodrigo comenta al respecto: «Ya no bailamos
como primeramente le poníamos ganas a nuestra música, a nuestra danza tradicional que tenemos».
Los motivos por los que se produjeron estos cambios en la danza y música son diversos, algunos comuneros
consideran que se debe al turismo; pues al trabajar en él, se tuvo que implementar este tipo de música como una
forma de llamar la atención de los turistas. María enfatiza: «El cambio sería porque al llegar más turistas y por
llamar la atención más, se dieron estos cambios». A su vez Luciana alega: «Por el mismo ambiente, como nosotros
trabajamos en el turismo necesitamos que los turistas se diviertan, haya un poquito más de diversión y se lleven
un bonito recuerdo de la comunidad». Otros consideran que se debe al avance de la modernización debido a que
ahora sus hijos salen a estudiar a la ciudad y vuelven con otro tipo de conocimiento. Carlos argumenta: «Es que
ahora los chicos, como más antes no había educación para nuestros hijos, en cambio ahora nuestros hijos salen
afuera a estudiar y ya pues cuando regresan, regresan con otra visión; entonces han adaptado nuevos
instrumentos». Como se aprecia, lo aducen al alejamiento que tienen los jóvenes con su cultura.
Vestimenta
La vestimenta típica de los ashaninkas es la cushma de color marrón, elaborada con tela tocuyo o tejido de
algodón y teñido con cortezas naturales: huampo, palta, caoba, achiote, nogal y cedro, que le dan justamente
ese color marrón que tiene el traje. Rodrigo describe: «La vestimenta tradicional de la comunidad es la cushma,
está hecha a base de algodón nativo y el tocuyo también». Para el proceso de teñido se hacían hervir las
cortezas y una vez hervidas, se introducía la tela, se retiraba y se le dejaba secar en el calor. Ermelinda
complementa: «La corteza lo sancochaban y ahí nomás le ponían la vestimenta para ponernos nuestra
marroncita, así». La cushma, del hombre y la mujer tiene algunas diferencias en sus diseños; en los hombres
la vestimenta tiene el cuello ‘V’ y las mujeres tienen la vestimenta en cuello redondo u ovalado y a los lados
del hombro tienen adornos hechos de semillas o plumas. Como Marta reitera: «Las mujeres tienen el cuello
redondo y los hombres el cuello V».
Actualmente, la vestimenta presenta algunos cambios, principalmente en el color; ya que ahora se utiliza la
cushma de distintos colores: verde, azul, morado y naranja, situación que no ocurría anteriormente, donde la
cushma de color marrón era lo que primaba. María responde si el cambio se ha dado: «Sí, en los colores y
diseños porque antiguamente solo usaban de color marrón y ahora utilizan de distintos colores». Los distintos
colores de la cushma, tienen un significado dentro la comunidad; por ejemplo, la vestimenta azul lo usan las
viudas, el verde lo usan en representación de la naturaleza y el marrón, lo utilizan en representación de la
tierra donde viven. Como explica Luciana: «El azul es de las viuditas, también utilizamos el verde por la
naturaleza porque estamos aquí en la selva y el marroncito por nuestra tierra que vivimos aquí». Asimismo,
los adornos de semillas en los hombros de la vestimenta de mujer, ahora ya no van. Se implementaron, en
cambio, algunos diseños de forma horizontal en el traje de las mujeres y en forma vertical en el traje de los
varones.
Los cambios en la vestimenta han sido motivados por la comunidad y por los mismos jóvenes que gustan
de colores muchos más claros, y para que haya una diferencia entre ellos mismos. Luciana comenta: «Para
diferenciarnos entre adultos y jóvenes, entre señoritas y niños», y añade: «Ahora casi ya variamos también
para vernos un poquito ya mejor». Y también el cambio es por el deseo de innovar, verse mejor presentados y
de representar a la naturaleza que les rodea y les brinda los productos.
Artesanía
La artesanía tradicional, tanto decorativa como utilitaria de la comunidad, estaba elaborada por ellos mismos
con productos de la zona, principalmente de semillas como huayruro, linasilla, ojos de llama, chusqui, entre otros.
Wilmer comenta: «La artesanía era pura semillas, utilizaban el huayruro, el chushqui y las semillas de linasillas».
También eran hechas de caracoles o caparazón de armadillo, de corteza de chonta, mates y huesos de animales.
Marta recuerda: «La artesanía tradicional es a base de puras semillas naturales, huesito de animales». Con todos
estos materiales, se elaboraban diversos tipos de artesanía: decorativa y utilitaria, como pulseras, collares, flechas,
pantallas, bandas, antaras, llaveros y morrales. Ermelinda añade: «Ellos hacían su flechita para cazar sus peces o
animales, hacían sus flechas. Y después, sus tejidos para la cushma y su ushaca (morral)».
Hoy en día, la artesanía al estar expuesta a la actividad turística, experimentó algunos cambios en los
materiales, pues ahora se utilizan más materiales foráneos; es decir, materiales que se venden en la ciudad:
mostacillas, hilos de colores, imitaciones de perlas, entre otros. Como Marta indica: «Ahora ya no se utilizan
demasiado las semillas, ahora estamos utilizando lo que es lo artificial, todo lo que es de afuera». Asimismo,
los comuneros comentan que comenzaron a aprovechar otros materiales de la localidad: bambú, coco seco,
huampo, escamas de paiche, entre otros; en la elaboración de nuevos productos. Luciana describe: «Huampo
para hacer los loros, para hacer los botecitos, utilizamos también para hacer los portafotos el bambú, utilizamos
también el coco seco». También se han implementado otros productos artesanales, aparte de las pulseras y
collares, ahora hay cuadros de mariposas disecadas, bolsos, monos tallados, loros tallados, portafotos, botes
hecho de huampo, carteras, llaveros, entre otros productos que se ofrecen a los visitantes. Luciana justifica
estos cambios así: «Hacemos pulseras, llaveros y ya para eso tenemos que comprar las argollitas para darle
otro modelo». Aunque algunas de estas artesanías no solo son elaboradas por ellos mismos, sino que las compran
a otros artesanos que les proveen de esta mercadería a menor precio.
Los cambios en la artesanía se han ido produciendo a lo largo de los años por diversos factores, uno de
ellos tiene que ver con la innovación y creatividad de los comuneros; muestra de eso, es que ahora hay una
variedad de productos que se ofrecen a los turistas. Como Luciana manifiesta: «Por mejorar, para presentar
nuevos productos, aparte también que estamos creativos». Como es de esperar, la presencia de los turistas
que llegan a la comunidad deja huella y genera que los pobladores opten por el uso de nuevos elementos y
costumbres. Por ello, María deja claro que es «por influencias de los turistas y por la llegada de modernización
y una forma de innovación».
Discusión
En los pueblos indígenas el turismo puede generar impactos positivos, pero también puede generar impactos
negativos, sobre todo, cuando se realiza de manera no planificada ni organizada. En este sentido, Silva (2016),
presenta un estudio donde el turismo sirve para contribuir con la valoración y preservación de la cultura negra
en las comunidades de Diamantina, Brasil. No sucede lo mismo siempre, el turismo en algunos sectores puede
ser un agente de cambio y pérdida de expresiones culturales, como muestran los estudios de Chaparro (2008)
y Pereiro (2012), en los que se evidencia que la cultura se modificó para crear productos turísticos para el
consumo del turista; es decir, cambiar sus expresiones culturales, tradiciones y folklor, en función de lo que
solicitan los turistas o en función de lo que los turistas quieren conocer. Estos impactos, tanto los positivos
como los negativos, que se originan por la influencia del turismo, tienen que ser analizados dentro de un contexto
y tiempo, ya que en un inicio estos impactos pueden ser positivos, pero luego, pueden pasar a ser un impacto
negativo o viceversa (Fuller, 2008).
En consecuencia, el turismo no planificado ni regulado trae como consecuencia la modificación de las
expresiones culturales de los pueblos indígenas y las convierte en un atractivo turístico diseñado en función de
los turistas y de la demanda, donde el indígena es visto como objeto de consumo por parte de los visitantes.
Las expresiones culturales, especialmente la danza, la música y los rituales, se vuelven un espectáculo repetitivo
y cotidiano carente de valor cultural incluso para ellos mismos; ya que solo lo ven como parte de su trabajo y, por lo tanto, tienen que realizarlo cuantas veces sea necesario. Para muchos de ellos, lo importante es que el
turista se divierta y se lleve una bonita experiencia de su visita, aunque eso signifique tener que adoptar y
crear nuevas expresiones culturales que no necesariamente forman parte de su cultura, pero que son creadas
o integradas como parte de la oferta turística que promocionan como verdadero o auténtico.
Así, las danzas y la música tradicional de la comunidad, como se muestra en los resultados, han sido
complementadas con otras danzas como la pandilla y la danza de la anaconda con el fin de brindar un mejor
espectáculo a los turistas y que puedan llevarse una mejor experiencia de su visita a la comunidad. Lo mismo
sucede con los instrumentos típicos que anteriormente se usaban en las festividades y las danzas; estos, fueron
reemplazados y complementados con otros instrumentos foráneos como la quena, el bombo y la tarola; ahora,
es un conjunto típico (banda) el encargado de realizar la música. Es una problemática que se replica en otros
lugares. Al respecto, Freitas y Silva (2019) muestran como la etnia Yawanawa ha tomado algunas danzas y
música de otras etnias y las integran a las suyas con el propósito de ofrecer a los turistas estas expresiones.
Asimismo, la vestimenta típica de la comunidad ha cambiado en sus colores y diseños. Ahora se utilizan
colores más llamativos: verde, azul, naranja y otros, a diferencia de años anteriores donde primaba la cushma
de color marrón. Esta vestimenta tradicional presenta una nueva iconografía: la línea del tigre y la culebra,
formados a partir de diseños en forma vertical y horizontal. Además, se observa que los mismos miembros de
la comunidad contribuyen con las modificaciones, pero siguiendo una idea de uniformidad y diferenciación
entre los comuneros participantes. En tanto, la comunidad de Nahá y Lacanjá Chansayab dejaron de usar su
vestimenta tradicional (túnica hecha de cortezas de árboles) por la influencia de la modernidad y, con la llegada
de turistas, han retomado el uso de su vestimenta tradicional (Mendoza e Islas, 2021). Es importante establecer
que el turismo debe estar preparado para promover la valoración de las costumbres y tradiciones de un pueblo.
Lo mismo ocurre drásticamente con la artesanía, en la que se aprecia modificaciones en la elaboración y en
el uso de materiales. Actualmente, se compran en la ciudad los hilos de colores, mostacillas y otros. Los comuneros
han encontrado ventajas al aprovechar los productos de la zona, que anteriormente no usaban, como el coco
seco o el bambú, buscando permanentemente innovar en nuevos productos. Incluso, compran productos a otros
artesanos y, con ello, logran presentar una gran variedad de artículos que son adquiridos por los visitantes, generando
mayores ingresos económicos para su familia; un claro ejemplo es el de la etnia Sateré-Mawé, donde la artesanía
local es modificada y adaptada para la venta; de esta manera logran ingresos económicos para los habitantes del
lugar (Araujo et al., 2020).
En muchos pueblos indígenas, incluyendo la Comunidad Nativa Pampa Michi, el turismo es percibido como
algo positivo por la población debido a los beneficios económicos que obtienen de ella, constituyéndose, de
esta forma, una dependencia que hace que adopten posturas mercantilistas donde ofrecen su cultura como
único recurso para generar ingresos económicos y mejorar la calidad de vida de los habitantes del lugar. Sin
embargo, tenerlo como único medio de crecimiento económico es perjudicial para las poblaciones indígenas,
ya que el turismo es una actividad sensible a guerras o pandemias, colocándolos en una situación desfavorable
como lo que ha sucedido recientemente a causa de la Covid-19.
El turismo no planificado ni regulado que se desarrolla en estos pueblos fomenta que no haya un control de
las actividades turísticas por parte de la comunidad, siendo las agencias de viajes y turismo, y los propios
visitantes los que toman la decisión de qué se puede o debe mostrar; sumado a que no existen lineamientos
específicos que sirvan de orientación para poder desarrollar este tipo de actividad. Si bien es cierto, que en el
Perú se impulsa el turismo comunitario desde el Estado, no hay un trabajo articulado y de acompañamiento
que permita a los pueblos indígenas integrarse de manera más eficiente bajo esta forma de turismo u otras.
En ese sentido, el Estado tiene una deuda con los pueblos nativos y campesinos porque no solo se trata de
impulsar un tipo de turismo ya establecido, sino de orientar, mediante lineamientos acordes a la realidad local,
de manera que se contribuya en la protección de la cultura y a la vez sea de beneficio para estas comunidades.
Conclusiones
Las actividades vinculadas al turismo en la Comunidad Nativa Pampa Michi surgieron de manera
circunstancial. No fueron planificadas ni forman parte de las estrategias de desarrollo turístico que promueve
el Estado. Es decir, no forman parte de la lista de los destinos que promueven el turismo comunitario dentro
del Perú.
Los cambios en las expresiones culturales de la comunidad, que se han dado durante el periodo de estudio,
fueron influenciados en gran parte por las actividades vinculadas al turismo que se desarrollaron en la comunidad.
Esta interacción entre visitante y poblador local genera un choque cultural inevitable que se ve reflejado en
sus costumbres y expresiones culturales.
La modernidad y la globalización son otros agentes de cambio que la Comunidad Nativa Pampa Michi ha
enfrentado a diario. La influencia que estas tienen sobre los comuneros ha hecho que se aceleren los cambios
culturales de la comunidad. Cabe resaltar que la cultura no es estática, es una construcción social que se
transforma y se construye con el tiempo (Fuller, 2008). Por eso, el turismo, así como la modernidad y la
globalización son factores que fomentan que el proceso de cambio cultural sea mucho más rápido dentro de
las poblaciones indígenas. En ese sentido, la reflexión debe girar en torno a cómo se debería desarrollar esta
actividad en los pueblos indígenas del país o bajo qué concepto se debería desarrollar esta actividad con el fin
de que sea sustentable en el tiempo y se realice de manera respetuosa y, al mismo tiempo, contribuya con el
desarrollo sostenible de la comunidad.
Conflicto de intereses
El autor declara que no tiene conflicto de intereses con el contenido de este trabajo.
NOTAS
1. Pionero de la actividad turística en la Comunidad Nativa Pampa Michi que es citado en la investigación de Álvarez (2018) como Martin Camacho.
Según los resultados en este estudio su identificación completa es la que se muestra.
2. En la investigación cualitativa la saturación es entendida como el punto en que ya se ha escuchado una diversidad de ideas y ya no aparecen
nuevos elementos importantes para investigación (Martínez, 2012).
3. Danza tradicional de la región San Martín - Perú, que se baila de forma colectiva y masiva con características alegres, pícaras y espontáneas, típica
de carnaval; que se puede apreciar mejor en sus festividades como la fiesta de San Juan el 24 de junio (Huamaní, 2019).
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Omar Daniel Santos Shingar
Universidad Científica del Sur, Perú.
Bachiller en Turismo Sostenible y Hotelería por la Universidad Científica del Sur, Perú.
180000454@cientifica.edu.pe
osantosshingari9@gmail.com
ORCID:
https://orcid.org/0000-0001-8930-3419